La historia de Pastelería La Teresiana es un viaje dulce y artesanal que comenzó en 1832
Un documento de 1832 da fe de los orígenes y la tradición de Pastelería La Teresiana en Alba de Tormes. Fue entonces cuando Pedro Sánchez y Dámasa González iniciaron un legado repostero que, casi dos siglos después, sigue vivo. Hoy, la pastelería mantiene su esencia en manos de Isaac y Felicidad, junto a su hijo Isaac, quien representa la sexta generación de maestros pasteleros.
A lo largo de los años, nombres como Victoriana e Isaac, Isaac y Dolores, Andrés y Paca han marcado la historia de este obrador, consolidando con esfuerzo y dedicación lo que es hoy La Teresiana.
Si hay un sello inconfundible en su repostería, es el hojaldre, base de delicias como milhojas, cañas, pasteles de nata, rosquillas, mantecados y el emblemático «Librito de Santa Teresa» con mermelada de albaricoque. A su lado, las vitrinas exhiben una exquisita selección de pastas de té, con quince variedades que han conquistado a generaciones de clientes. Un auténtico paraíso para los amantes de la repostería tradicional.
Nuestros productos no faltan a su cita con la tradición durante todo el año
En Pastelería La Teresiana, el obrador nunca descansa. A lo largo del año, se mantiene vivo el arte de la repostería tradicional, con especial atención a las fechas señaladas en el calendario. Cada temporada trae consigo los sabores más esperados: roscones esponjosos, borrachos llenos de sabor, los icónicos chochos y las crujientes flores de Carnaval. No faltan tampoco los pasteles, las tartas, las torrijas o los hornazos, con su irresistible versión dulce. Y cuando llega septiembre, las emblemáticas Llaves de Otero, de caramelo, se convierten en protagonistas del primer lunes del mes.
La Navidad es el momento en el que el obrador despliega todo su potencial artesano. Los turrones se elaboran con esmero en distintas variedades: Guirlache (almendra y azúcar), chocolate, mazapán, coco, frutas con mazapán, nueces con chocolate, almendra molida, yema tostada y cereales. Junto a ellos, otros dulces tradicionales completan la oferta festiva: empiñonados, pan de Cádiz, figuras de mazapán, anguilas, chochos de canela y repelaos. Auténticas delicias que llenan de sabor y tradición cada celebración.
